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jueves, 5 de mayo de 2016

EXPECTATIVAS (Un cuento corto)

Cuando nos dijeron que al tío que venía a por nosotros lo llamaban ScarFace, nos acojonamos vivos. 

No sabíamos dónde coño meternos.


Scarface significa cara cortada.
Cara cortada significa: "un asesino excelente", o "batallas en las que ha salido vencedor". 
Al fin y al cabo, sigue con vida, 
¿no?

Nos pasamos mañanas, tardes, noches y madrugadas pensando que nos iban a rajar como a perros uno por uno, sin culpabilidad. Que nos habíamos metido con el tipo equivocado, que nos convertirían en un desastre de trizas y tripas esparcidas por una habitación oscura que nunca nadie abriría. Que íbamos a morir, vamos.
Adiós, mundo cruel.

Y el tío apareció, y tenía la cicatriz en plena cara, en el medio. Ocupaba todo el espacio entre los dos ojos, atravesando el tabique. Uniendo frente y la barbilla. Primero lo miramos muy seriamente. 

Silencio...


A Charlie se le ocurrió decir que parecía un culo.

Todos descojonados, lo echamos de ahí con nuestras risas alimentando su vergüenza. El tío se largó llorando a otro país.

Esopo ahora mismo diría algo, supongo. Señalaría, orgulloso, una moraleja enriquecedora.
Diría: 
"Las expectativas no tienden siempre a asemejarse con la realidad"
Diría: 
"El honor no responde a la persona, sino a cómo la perciban los demás"
Diría...
Diría: 
"Tío, deja descansar a los muertos. deja ya de nombrarme, que estoy durmiendo de muerte".

Pero yo, más que llegar a una conclusión, no dejo de preguntarme:
¿Cómo es posible que un asesino tan peligroso cometiera la estupidez de atacar a una pandilla de fumados mientras estaban todos juntos en su propia casa?
No es profesional.

Si me quieres matar, cógeme a parte...

¿No? 

Supongo que esto se quedará en una de esas historias de final abierto donde eres tú quien pone el final.

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