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martes, 29 de marzo de 2016

Creatividad: Para escribir hay que leer


Bio: 
Recuerdo cuando comencé a escribir para que me leyeran. Mis historias y escritos eran inmaduros, incorrectos y descuidados. Por aquella época leía todo lo que llegara a mis manos, desde novelas hasta revistas, con el fin de entretenerme y aprender. Sobre todo por entretenerme. 
Escribía por escribir. Pero aun teniendo un estilo incompleto, ya notaba cierta naturalidad o facilidad a la hora de manejar las palabras, con sus sonidos y significados.
Tenía la capacidad de jugar con el lenguaje, y todo debido a mis horas de soledad entre libros.
Además: Una casa viste más llena de libros.

Introducción con algunos datos sobre Creatividad

Y es que si quieres escribir bien, la mejor manera de aprender es leyendo. Varios estudiosos de la creatividad, entre los cuales destaco a Mihaly Csikszentmihalyi, dicen que para crear e innovar dentro de un campo, hay que conocer lo que ya existe en el mismo. Csikszentmihalyi propone en su libro sobre creatividad - Creatividad, el fluir y la psicología del descubrimiento y la invención (Paidós Transiciones) - lo que él llama un "modelo de sistemas", en el que entran tres factores indispensables para que surja la innovación en nuestra cultura:

Modelo de sistemas:
  1. - El campo: viene siendo el "arte" o "ciencia" que escojamos, y el lenguaje propio de aquello que pretendemos crear. "Una serie de reglas y procedimientos simbólicos. [...] A su vez, los campos están ubicados en lo que habitualmente llamamos cultura", escribe el autor . En nuestro caso, por ejemplo, hablamos del campo "literatura".
  2. - El ámbito: en palabras de Csikszentmihalyi, el ámbito "incluye a todos los individuos que actúan como guardianes de las puertas que dan acceso al campo". Es decir, son aquellos que "tienen poder" para decidir si algo es novedoso o realmente creativo. Aquí, en el campo literatura, entrarían profesores y otros profesionales de la lengua, críticos, escritores ya consagrados, etc.
  3. - La persona individual: Aquí es donde realmente comienza la idea creativa específica. Cuando el indivíduo crea dentro un campo, usando los símbolos propios del mismo, y el ámbito lo selecciona como innovador.

El libro en cuestión

¿Cómo enfocamos todo esto a la necesidad de leer para escribir?

Para escribir bien hay que leer:

Navegando por Internet puedes encontrar cualquier cosa, desde poesías sin alma ni vocabulario hasta historias que no llaman saturando la web. Personas que disfrutan escribiendo, y sin embargo les cuesta coger un libro y por tanto echar mano de un vocabulario mínimamente extenso. Yo personalmente no soy quién para juzgar su escritura, pero cuando falta base, se nota.

Vivimos en un mundo donde existe una tendencia creciente en lo que a creación y promoción se refiere. Con la tecnología e Internet al alcance de nuestra mano, tenemos la oportunidad de crear y mostrar nuestro trabajo a un público amplio. Estamos viviendo en una etapa incluso de saturación informativa donde, para destacar, hay que hacer las cosas bien, muy bien.

Para ello, hay que conocer lo que ya existe dentro de un campo. Te evitas problemas como carecer de vocabulario y estilo, o de crear cosas ya existentes sin ningún tipo de innovación. Además, teniendo autores y libros como referencia, tienes algo más de criterio a la hora de leerte.

Cuanto más y mejor conozcas el campo en el que te quieras mover, más posibilidades hay de ser innovador para el ámbito. Innovar en un campo es un trabajo arduo, que puede durar meses o años, por lo que hay que ir con el mayor conocimiento posible de las herramientas a utilizar.

¡Así que lee!

Lee siempre que puedas: a veces nos ponemos la excusa de que no tenemos tiempo, o tenemos mucho que hacer. Pero el día tiene 24 horas. Si observamos nuestros hábitos, podemos ver que hay algunos que no nos ayudan demasiado a crecer. Podemos irlos reduciendo en favor de algo que nos aporte algo más. Yo suelo leer por la noche, porque es cuando tengo la mente relajada y ya lo he hecho todo.

Aprovecha bien el tiempo: Como el tiempo es oro, es bueno que alguna de las materias a leer sean las relativas a aprender sobre "lectura rápida". Puedes hacerte un curso, leerte un libro, o mirar por internet. Al final, esto también implica leer.

Lee variedad: Si leemos siempre lo mismo, caemos en el riesgo de no evolucionar demasiado. Si, por ejemplo, no salimos de un autor en especial, caemos en el riesgo de copiar tanto su estilo, como su temática, y no salir de nuestra burbuja. Así que lee todo lo que caiga en tus manos.

Y a la hora de escribir, juega con lo adquirido entre estilos y vocabulario.

Además, esto te ayudará a tener mayor amplitud mental. Lee cualquier cosa.
Y hasta aquí mis consejos de hoy para escribir. 

Bio: 
En mis inicios, concretamente, me gustaba el terror de Stephen King, con quien sustituí a RL Stain (autor de la colección "Pesadillas"), y me dejaba llevar por el estilo recargado de Poe. Por otra parte, disfrutaba entre otras cosas de publicaciones donde se aunaban monólogos, revistas de ciencia, y los llamados clásicos. También me encantaban los relatos, en especial los de Juan Abarca, vocalista de Mamá Ladilla. 
Esas eran mis lecturas hasta entonces, y creo que todas me inspiraron de alguna manera a la hora de crear mis propias historias. El terror me ayudó a ver el absurdo, lo inaudito, en las situaciones más comunes; los humoristas me han enseñado a ver ese absurdo con gracia, y las revistas de ciencia a hacerme preguntas. Los clásicos me enseñaron a no hacerlo como ellos: nada de recargar el texto. 
Un día, paseando entre torres de libros por la Biblioteca de la Universidad, encontré de casualidad un libro llamado "La Máquina de Follar", de Charles Bukowski. Fue entonces cuando descubrí que lo que realmente me gustaba era la literatura incorrecta y transgresiva. El estilo directo y minimalista, por otra parte, me había enamorado. Fue entonces cuando empecé a buscar literatura de ese estilo.
Hoy en día, leyendo a mi yo del pasado, veo que ya antes de encontrar lo incorrecto entre páginas ajenas, ya lo ejecutaba. Me gustaba escribir sobre fracasados sin pretensiones, sobre obsesivos, y sobre la sordidez de sus vidas. A partir de ahí, enfoqué mi lectura a esos estilos. Sin embargo, por no caer en "siempre lo mismo", seguía leyendo clásicos y otros autores.

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