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martes, 5 de julio de 2016

Amar


Introducción

El aire cortó el silencio, mientras miraban hacia la nada que se perdía más allá del mar nocturno, y como por compromiso con la brisa, María dijo:
- Y de verdad, de verdad, ¿no te importa que ella folle con otros?
- No. Tener sexo es algo maravilloso, una manera alternativa de entender la comunicación, y si dos personas se atraen, ¿quién soy yo para privarle de ese deseo a nadie? Y menos aún, a la mujer que amo. La confianza es lo primero. 
María se pensó bien la segunda pregunta, como queriendo debilitar la incomprensible y férrea actitud de su compañero, y el aire llevó presto a mis oídos la nueva cuestión.
- ¿Y si al final la mujer que amas se va con otro?
- Si se va con otro, aunque dudo que se vaya, es que no era para mí, y sólo deseo que esa otra persona la haga aunque sea un poco más feliz que yo.
- Pero, ¿y si se va?
- Si se va, que no sea de mi vida. Y si es así, sólo espero que sea feliz allá donde esté. Y que me desee a mí lo mismo.

Porque al final, amar es eso: desear la felicidad de la otra persona, esté con quien esté, esté donde esté, piense en quien piense. Pase lo que pase.
Desear su libertad de decisión, respetar su camino y querer su felicidad.

A veces pienso que damos al sexo una importancia excesiva.
 Cuando comparto mi vida con alguien, estoy compartiendo un trozo enorme de mí. Mi alma, mis entrañas, mi pasado, mis vivencias, mi presente y mis proyectos.
Sí. El sexo está dentro del "pack".
  Pero no es lo más importante.

"Es que si de verdad me quiere, no tiene por qué andar buscando nada fuera de lo nuestro", se suele decir.
Pero, hagamos la siguiente pregunta a nuestro cerebro tan bien entrenado: ¿acaso siempre buscamos amor en las experiencias sexuales?
A veces, sólo buscamos una experiencia.
A veces sencillamente no buscamos nada.
Y aparece.

Lo que no quiero es que haya una presión que nos lleve a la mentira cuando una pasión inevitable se encienda. Porque ni quiero mentir, ni quiero que me mientan. Eso no es amor.
Amor es transparencia.

Mientras compartamos algo más profundo que la propia carne, algo único en nosotros, e irrepetible con otros seres ¿qué más nos da lo superficial?
El amor es mucho más que carne.

- La conocí libre, la amaré libre. Y yo no soy nadie para mandar sobre su cuerpo o su mente. Si no, dejaría ser ella.
Las personas son personas, tal cual, no son proyectos o propiedades.

María finalmente se cansó del tema, y siguió mirando a la nada, callada.
El silencio respondió con más brisa. Pensé en el aire, y en lo triste que sería que lo enjaularan como hacen con el amor.
 No es natural.

Y buscando una respuesta de Maria, o de cualquiera que me lea , pregunto:
- ¿Y tú, qué opinas?

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